Tal y como nos acostamos, amanecimos. Es decir, rodeados de las malditas sandflies, así que rápidamente emprendimos camino esperando que los mismos se retirasen a medida que avanzaba la mañana. La carretera seguía en paralelo al lago que a estas horas mostraba un halo de misterio por la bruma que existía en el mismo, halo que se iría retirando poco a poco a medida que Lorenzo se hacía con las riendas del día y sus rayos empezaban a iluminarlo todo.
Como nuestros estómagos ya reclamaban su ración diaria de zumo y algo más, tuvimos que parar en una zona “habilitada” como rampa para las lanchas. Habilitada por decir algo, allí había más agujeros que en un queso grouyere y encima la rampa era una playa de piedras. A nosotros nos sirvió perfectamente para lo que queríamos. Las vistas no eran malas del todo. Qué pensáis?
Allí organizamos el campeonato internacional de rana con piedra, donde el representante de Basqueland ganó por una abultada victoria a la representante de las Tierras Gaélicas. No nos queríamos ir de la región, algo nos agarraba y no nos dejaba irnos. Y nosotros no queríamos pero como muchas veces hay que anteponer lo que te dice la cabeza a lo que te dice el corazón, emprendimos camino para encontrarnos de nuevo con el Lake Wanaka.
Y nos preguntamos después de esto, Volveremos???? El destino lo dirá.
Era hora de dejar la región de los lagos y adentrarnos en terrenos montañosos, era el momento de reencontrarnos con los Alpes del Sur y posteriormete con el cercanos Mr Aspiring National Park
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Una vez abandonado el lago Wanaka y siguiendo el curso del río Makarora, llegamos a la población del mismo nombre; bueno, población población...por llamarlo de alguna manera. Llegamos a un bar-camping-restaurante-gasolinera-tienda-motel-oficina de correos donde nos aprovisionamos de repelente para los siguientes días debido a la mala experiencia del día anterior y del lago Hanowai, ya hace unos días. Pero todo el mundo nos había avisado de los sandflies en la Westcoast y aún no habíamos llegado, así que compramos todo el repelente que les quedaba, que sólo eran dos botes.
Avanzando por el valle Makarora paramos en las Blue Pools, que es un conjunto de piscinas o pozas naturales características por su color. Bonito pero nada especial aunque el día animaba a pegarse un chapuzón. Me quedé con las ganas porque no iba con la ropa adecuada. Sniff sniff.
De nuevo nuestras tripitas hacían de las suyas y nos llamaban con esos rugidos tan característicos de ellas. Que sí, que ya vamos a comer, peadas!. En el camino hay muchas paradas donde poder comer, así que hicimos uso de una de ellas (Cameron Flat).
Todo el trayecto desde que se termina el Lake Wanaka hasta que se sale del Mt Aspiring National Park en Haas es una zona perfecta para paseos cortos, tracks de uno o varios días con una vegetación cerrada y algunas cumbres cercanas a los 3000 metros. Está controlada por el DOC, que ha habilitado varias zonas de acampada, con mesas, baños, en algunos casos barbacoas, en algunos casos agua potable. Hay varios ríos en los que bañarse (doy fé de ello), cascadas, zonas de pesca,
Es menos famosa que otras zonas pero es excepcional si te gusta la montaña. A mí me encantó. Mucha gente se la pasa de largo pero bien merece hacer alguna parada bien en en el valle, bien en el Paso de Haas y subir al mirador si el tiempo te apremia y no puedes pasar varios días en la zona. Te llevará sólo 30 minutos y las vistas son geniales. No está nada mal el paseo de Haas Pass hasta el David Flat, aunque si tienes que elegir yo recomendaría por tiempo y vistas la subida al mirador del Paso Haas.
Es menos famosa que otras zonas pero es excepcional si te gusta la montaña. A mí me encantó. Mucha gente se la pasa de largo pero bien merece hacer alguna parada bien en en el valle, bien en el Paso de Haas y subir al mirador si el tiempo te apremia y no puedes pasar varios días en la zona. Te llevará sólo 30 minutos y las vistas son geniales. No está nada mal el paseo de Haas Pass hasta el David Flat, aunque si tienes que elegir yo recomendaría por tiempo y vistas la subida al mirador del Paso Haas.
Después de lagos, ríos, cascadas, algún bañito que otro era hora de buscar hotel. A pesar de que la oferta de alojamiento es muy amplia en NZ, nuestras exigencias cada vez se han puesto más altas y no nos sirve cualquier hotel, motel, camping, etc. Necesitamos que tengan vistas y no haya ningún cartel que ponga No overnight, que viene siendo lo mismo que “No acampéis aquí por la noche!!!”, jajaja. Encontramos uno muy chulo a la orilla del río pero la arena nos echó para atrás y salimos pitando de allí. En el camino encontramos el camping del DOC en Pleasant Flat y allí nos quedamos tomándonos una cervecita mientras cocinábamos, más félices que dos perdices, sin tener en cuenta el riesgo que corríamos. En breve sentiríamos de nuevo como el ataque de los malditos mosquitos nos harían retirarnos a nuestros aposentos y emprender una nueva batalla contra los que se habían colado en la furgoneta. Hemos utilizado más pañuelos de papel que en toda nuestra vida. Pero es su sangre o la nuestra. Es la guerra.
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