Nos despertamos con el canto de los pájaros, los rayos del sol y el sonido de la corriente del ruido. El día pinta bien pero nos lo tomamos con tranquilidad; tal es así que decidimos cocinar para el desayuno, e incluso yo he remoloneado en la cama. Quien me conozca sabrá que eso es más extraño que encontrar un kiwi volando (pongo kiwi y no burro por adaptarlo al entorno del blog).
Hemos debido de asentarnos en un sitio donde se debe pescar mucho, ya que ayer hubo dos grupos pescando y esta mañana ha llegado otro, aunque nosotros hasta el momento no hemos visto coger ninguna trucha ( hay dos tipos: raimbow and brown trout).
Ya es hora de empezar el día y cogemos camino a Te Anau, que queda a menos de 5 minutos en coche. La primera parada es el Wildlife Center, un centro del DOC donde puedes encontrar aves propias de Fiorland: desde takahe, kekerus, kakas, keas, pukekos, etc. La visita es corta pero entretenida ya que últimamente nos dedicamos a mirar a los pájaros en NZ. Al final vamos a coger afición a la ornitología. Hay un paseo (y tan paseo, 15 minutos) al centro del pueblo bordeando el lago con el mismo nombre que el pueblo. En el camino me encuentro con el Centro de información de visitantes del DOC donde te pueden informar de los diferentes tracks de la zona (desde unas horas a varios días).
El pueblo es la base principal para gran parte de las great walks en Fiorland. De aquí salen la Milton Track, la Kepler TracK y la Routeburn track. Yo tenía intención de hacer una, pero varios motivos creo que me lo impedirán. Ya os informaré en sentido contrario si se da el caso. Ojalá que el tiempo y que haya vacantes en las cabañas me lo permitan. En caso contrario siempre me quedará hacer algún trayecto más corto.
Además, también sirve como centro para las excursiones a los fiordos de Milford Sound y Doubtful Sound. La diferencia de coste entre ambos es importante. En el primero puedes encontrar excursiones desde 65 dólares hasta los 115 dólares con un duración entre 1,5 y 3 horas siempre que te limites a la excursión del barco (con visita al centro de observación subacuática en el segundo caso). En el caso del doubtful los precios van desde 220 a 265 dólares en los viajes diarios con una duración de 5 horas. Además no ofrecen cosas similares, según nos han comentado el primero (milford sound) es más corto, 16 kms, y se caracteriza por su estrechez, altas paredes verticales y multitud de cascadas a lo largo de todo el recorrido. El segundo, Doubtful, en cambio es más largo, 40 kilómetros de longitud y en el mismo encuentras además de las montañas (no tan verticales), cascadas (en menor número), islas y fauna (delfines, focas, pingüinos nativos de fiordland, etc.). Casi todo el mundo nos recomienda el doubtful pero nosotros no tenemos duda, haremos el Milford. Todo sea por don dinero.
La ciudad está presidida por el lago como os he indicado antes y por las montañas escaparcadas, boscosas y afiladas tras el lago. El mismo es el segundo más grande de NZ pero es el más profundo con 400 y pico metros en el que no se si habitará algún monstruo como en las altas tierras escocesas.
Con estas características os podréis imaginar que se ofrece todo tipo de servicios turísticos: viajes en barco por el lago, por los fiordos, rutas guiadas a pie, en bici, en caballo, viajes en avión por los fiordos y algunos glaciares, kayaking, etc. Ya sabes, si quieres disfrutar al máximo de NZ tendrás que romper el cerdito. La oferta tienta mucho y es muy fácil en caer. Así lo hicimos nosotros, que nos hemos ido al cine a ver una extraordinaria película (cortometraje largo, mejor dicho) sobre fiordland. Impresionante. Los mejores 10 dólares invertidos hace mucho tiempo. Asombroso, maravilloso, genial y todos los adjetivos que queráis utilizar para esta película ideada y desarrollada por un piloto de helicópteros asentado en Fiordland en los últimos 25 años. En la misma te da una muestra a vista de pájaro de las maravillas de esta tierra, sobre todo de las que son casi inaccesibles. La tentación fue pequeña pero la satisfacción fue máxima. Aunque también te quedas con esa “pena” de estar tan cerca y poder verlo solo en una película. Todo por no tener un cerdito muy grande.
Después decidimos coger carretera y acercarnos lo máximo posible a Milford Sound donde mañana cogeremos un barquito que nos llevará a lo largo y ancho del fiordo. A lo largo del camino te quedas más de una vez con la boca abierta. Es asombroso como las montañas suben tan verticales desde los valles. Te sientes pequeño a medida que avanzas entre ellas y te das cuenta que si la naturaleza quiere, puede acabar con nosotros por mucho que le queramos poner obstáculos o barreras. Las posibilidades de dormir sin pagar son escasas. El DOC se ha encargado de ello, habilitando zonas de acampada a lo largo de la carretera. El coste es bajo (5,1 dólares por persona) pero los servicios son casi nulos. Hay baños (sin agua), alguna mesa y en algún caso alguna barbacoa (por llamarlo de alguna manera). En mi opinión el precio por aparcar en estas áreas es cara para lo poco que ofrecen pero es lo que hay. Hay otros campings del DOC en otras zonas que por el mismo precio o un dólar más te ofrecen agua corriente y duchas de agua fría, así como mesas para la mayoría de los sites e incluso zonas de cocinar y comer a cubierto, pero saben que por aquí pasa todo el mundo y en uno u otro tienes que aparcar si no lo quieres hacer en un camping privado. No hay nadie a quien pagar y tienes que meter el dinero en una caja con un formulario que tienes allí. Es lo normal, pero aquí por si acaso hay alguien que quiere hacerse el sueco (sin acritud por los suecos) pasan a media tarde a recaudar uno por uno. La buena imagen que tenía del DOC se ha visto ligeramente distorsionada en los últimos días (por esto y por una política de voluntariado que ya contaré en otra entrada).
Bueno, el hecho es que tras ver varios seguimos camino y, tras los nervios de Rosa que creía que no quedaban más, llegamos al campsite de Cascade Creek, donde había multitud. No nos decidimos por ningún sitio ya que queríamos una mesita y que estuviera en plano para cocinar y dormir en condiciones y al final decido (voy a asumir la culpa, aunque tenía mis dudas, serias dudas) entrar en uno. Le digo a Rosa que me da miedo que si llueve no podamos salir al día siguiente, así que intentamos salir y nos quedamos atascados en el barro. La furgo no hacía tracción y tras varios intentos poniendo piedras, troncos, subiéndome yo detrás en la furgo, hemos tenido que reclamar la ayuda de un grupo de 3 australianos/as y tras un breve esfuerzo empujando la hemos conseguido sacar. Ahora bien, una de las chicas australianas y yo parecía que habíamos estado peleando en el barro de lo salpicados que estábamos.
Tras cenar decido dar una vuelta pero no veo ningún camino que esté más o menos señalizado y está oscureciendo, así que decido dar la vuelta y escribir esta entrada. Creo que ya no queda nadie despierto por estos lares. Son las 11.30 pm, aquí es muy tarde, en España muchos os estaréis levantando como domingo que es, unos con más dolor de cabeza que otros, otros estaréis andando en bici o en la montaña, otros en el parque con los enanos, disfrutad del domingo que a mí se me ha acabado (aunque para mí todos los días son domingo, de momento).
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